Aunque nació allá por los años 70, el Design Thinking se ha puesto de moda en las compañías estos últimos años, pero…
- ¿Qué es el Design Thinking (DT)?
En resumidas cuentas, es una metodología para que mediante la generación de ideas innovadoras, se den soluciones a las necesidades reales de un usuario. Eso sí, la solución debe ser tecnológicamente factible y comercialmente viable.
- ¿Qué se necesita?
En primer lugar hay una serie de características que diferencial al DT:
– Generación de empatía
Es necesario entender bien las necesidades, problemas y deseos del usuario final implicado en la solución. Es vital y necesaria la interacción con personas, la observación, el entendimiento y la comprensión con estas para obtener una solución que satisfaga al usuario. Hay que obtener y recabar toda la información posible.
– Trabajo en equipo
El DT se basa en el trabajo en el equipo, por lo que necesitaremos un mínimo de 3 o 4 personas para que funcione y se puedan aportar diferentes puntos de vista y singularidad a la solución.
– Usuario tipo
La solución se busca en base a un usuario tipo. Para el cual vamos a definir un perfil: edad, sexo, nombre, etc. no se busca un rango de edades o un colectivo, por ejemplo.
– Generación de prototipos
Para este usuario tipo se generará un prototipo de la solución o producto.
– Idear en un ambiente lúdico, con gran contenido visual y material
Es de vital importancia que se promuevan cantidad de nuevas ideas. Está prohibido poner un «pero…» a una solución, por loca que parezca, ya que esta podría generar nuevas ideas en los compañeros del equipo. Igualmente, es necesario que el ambiente sea lúdico y distendido. Hay que ser creativos.
Para hacer una atmósfera creativa, hay que usar rotuladores o lápices de colores, notas adhesivas, pegamento, hojas, objetos, materiales de cualquier tipo que nos puedan generar nuevas ideas y sobre los que podamos expresar nuevas formas y objetos que a su vez generen más ideas, etc.
- ¿Cómo funciona?
Muy bien, ya hemos reunido el espacio de trabajo adecuado y al equipo, ¿y ahora qué? Pues bien, el DT consta de varias fases (dependiendo de la fuente pueden ser 4 o 5 normalmente), y no es un proceso lineal, sino que es iterativo. Pero además, es posible que en cualquier momento, se vuelva a etapas anteriores o posteriores si fuera necesario.
– Empatiza
Como hemos dicho, lo primero que hemos de hacer es entender bien al usuario a partir de la observación e interactuación con el mismo e implicarle para la búsqueda de una buena solución. No obstante, la empatía a veces no es considerada en sí un fase, sino que puede ser algo que se realice durante todo el proceso si fuese necesario.
– Define
Una vez recabada la información, es necesario recoger todos los posibles insights o revelaciones a partir de ella. Esto es, puntos clave que aportan un valor a la solución o pueden generar nuevos puntos de vista.
– Idea
Ten presente que aquí no hay reglas, no te limites. No existe una idea buena, sino infinitas. Haced un brainstorming y las actividades necesarias que favorecen el pensamiento expansivo y eliminar los juicios de valor.
– Prototipa
Una vez que tengamos esas ideas, es hora de hacerlas realidad. Construye tu producto o elabora las actividades para darles forma de manera que podamos visionar la solución y poder mejorar o refinar la misma.
– Testea
Durante las pruebas de nuestra solución es necesario implicar a los usuarios en la idea que estemos desarrollando. Esta fase nos ayudará a identificar mejoras significativas, fallos a resolver, posibles carencias… para poder darle la forma definitiva a la solución.
Visualmente, el proceso podría parecerse a un lío que al final lleva a una brillante solución, esto es, algo visual como la siguiente imagen:
Seguramente, a estas alturas te estarás preguntando, ¿dónde o en qué ámbitos se puede usar el DT? En cualquiera.
Os dejo un vídeo de la empresa IDEO, una empresa líder en diseño de productos y promotora del DT: